Nosotras y nosotros nos unimos a las millones de mujeres y hombres, grupos sociales, redes por los derechos de las mujeres, contrapartes gubernamentales, parlamentarias y parlamentarios, trabajadoras y trabajadores de salud, profesoras y profesores y todas aquellas personas que han hecho del 25 de noviembre – Día Internacional para Poner Fin a la Violencia contra las Mujeres – un día para unir y renovar nuestro compromiso común para poner fin a la pandemia global de violencia contra las mujeres.
En todo el mundo, mujeres y niñas continúan sufriendo la violencia dentro y fuera de sus casas, muchas veces por manos de sus compañeros íntimos o personas de su confianza. La violencia de género, especialmente la violencia sexual, se ha convertido en una característica complicada y persistente en las situaciones de conflicto armado. El fin de las violaciones de los derechos humanos de las mujeres es un imperativo moral y un compromiso que todas y todos debemos enfrentar juntos. El impacto de tal flagelo en la sociedad – psicológico, físico y económico – no puede ser más evidente. Enfrentar esta violación persistente también puede revertir el impacto económico de la significativa caída de productividad y del crecimiento de los gastos derivados de los cuidados de salud – fondos pagados para un problema evitable.
La campaña del Secretario General ÚNETE para poner fin a violencia contra las mujeres” ha dado un nuevo impulso a los esfuerzos para poner fin a violencia contra las mujeres. Más de 130 países han creado leyes contra la violencia doméstica, pero es preciso hacer más para aplicarlas y acabar con la impunidad. La campaña ha logrado el apoyo de muchos hombres y organizaciones de hombres para poner fin a la violencia contra las mujeres y niñas, sin embargo, todavía precisamos combatir actitudes y comportamientos que permitan o estimulen esa violencia. Necesitamos servicios que permitan a los millones de mujeres y niñas que sufren abusos todos los años tengan condiciones de recuperarse y obtener justicia. Tenemos que someter a la justicia a los responsables de la violencia. Tenemos de intensificar los esfuerzos de prevención para que algún día no tengamos más necesidad de reunirnos en el 25 de noviembre por el fin de la violencia contra las mujeres.
La unión de esfuerzos para acabar con la violencia es responsabilidad de todas y todos. Gobiernos, empresas privadas, grupos de la sociedad civil, comunidades y ciudadanos pueden dar contribuciones esenciales. Hombres y niños deben ser activamente en incentivar el respecto por las mujeres y la tolerancia cero con la violencia. Líderes culturales y religiosos pueden enviar mensajes claros sobre el valor de un mundo libre de violencia contra las mujeres.
Tan importante como nuestra unión para poner fin a la violencia es asumirnos la responsabilidad de aportar recursos suficientes para esta finalidad. Hasta el momento, la inversión no ha sido suficiente. El año pasado, el Fondo Fiduciário de las Naciones Unidas para las Mujeres atendió sólamente el 3% de las propuestas que se recibieron de los programas esenciales para los avances. El Fondo tiene el objetivo de financiar USS 100 mil millones en proyectos por año, que nosotras y nosotros debemos luchas por alcanzar. Los fondos son destinados a los gobiernos, organizaciones de la sociedad civil y agencias de Naciones Unidas que estén a la frente de acciones de advocacy y de innovación para poner fin a la violencia contra las mujeres y niñas.
Paso a paso, podremos trabajar juntas y juntos para el día en que todas las mujeres puedan vivir libres de violencia y desarrollar todo su potencial como poderosas agentes de sociedades prósperas y pacificas.
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